Si en el Cielo tengo un Ángel… ¿Por qué no viene a la Tierra conmigo?
¿Si enamoraras un Ángel, le pedirías que dejara las alas por ti?
Verychero
Y ya está Señores…
La voluntad no se presta, y nos hace falta muchas veces. Es como ir solo por ahí, tirando pa tu lao, porque quieres conseguí, y luchas, y haces el desafío. Y en esta “marahunta”, apuntando a clavo certero, y preparaos todos los entresijos, al golpe finá, cuantas veces se falla. Y le llaman después suerte a tu arte, y poca sangre a tus venas. Y te ven doblao y empobrecío, y alguno que te mira por encima del hombro, se sonríe. A vé sin con tan mala semilla, sacaran ellos mejó cosecha, y con tan poca tierra, tiraran ellos. que te sacan los duros y a veces la vergüenza. Pero se juntan unos cuantos de nosotros y te levantan un altá. A vé cuántos de esos, saben hacé la mezcla, o juntarse pa otra cosa que no sea dispará. A toro pasao le llaman, que se van muchos por esa verea, con tó lo que hay que toreá. Y aunque más de uno de nosotros, al final, haya hecho la pella, lleva más de una corná. Y esos serán listos, los otros… a vé que libros les han enseñao a esa gente, que a más de uno, le he dao yo una lección, y no se nace sabiendo. Ahora, quel que vea cómo ruea el mundo, y tó lo que ha conseguío, aunque sea solo de verdad, con lo sólo que ha estao y lo vensío, que se acuerde de cuando levantó la Ermita, y de los que van a resá allí ahora, que más de uno de esos no saben las velas que tiene la virgen encendía, aunque no sea cerca del altá. Que aprendan los buenos, cuando tiran pa su lao, y las dan en “valde”, y se acuerden algún día, de cuando se unieron, aunque no fuese pa ganá. De su suerte y su poca sangre, y a vé sin tené, quien tiene más. Que ni caseríos que se han caído por haberlos comprao y no saberlos cuidá. Y a leyes matá que hay por to los laos de la historia, que esos mismos libros que llevan a pergamino, cuando rebasa la injusticia su colmo, ni sirven pa poné ladrillos ni pa sabé avareá. Que estudien también los chiquillos, las leyes de los que hacen, que también se aprende de otras tierras, y hay que está preparao. Y aunque no se quiera, ¿cómo se puede aguantá? Que yo todavía aprendo, que te pasan unas veces la muleta, y al finá les coges el tiento. Y ni tó los de la Ermita eran amigos, pero ahí está. A vé si los de los tiros, «estando apretaos», trabajan más, aunque hayan aprendío a durá más temporadas… que en “competencia perfecta”, en la misma medía, como reza el pergamino de los niños en su escuela, no es lo mismo. Y ya ésta señores. Esta ha sío mi voluntad.
Verychero Dhadra
Una Corazonada…
Cuando sientan algo de verdad y los desangelen, y mediten en la deriva de ese desencanto que no es posible lo que quisieron, intenten volver a ese segundo de verdad de sus almas, cuando sin pensar mucho en lo que era bueno, hasta para uno mismo, lo hubiesen hecho. Y no me refiero a apretar el gatillo o a la casa prenderle fuego, ni a ser el rey del mundo o a apostarlo todo al rojo o al negro. Más sencillo, que de los errores se aprende, y a veces se confunden las cosas. Es fácil, es algo así, como decirle a alguien… «te quiero».
Verychero
Maestro, ¿qué es «Esto»?
«Hay que encontrar la armonía en una esfera, cuyo horizonte llega hasta el infinito, y cuyo centro de gravedad, está establecido, exactamente, donde tú te vayas, mi´arma. ¿Nos echamos una cervecita,, chaval?»
Verychero Dhadra