
El Mal
En el corazón del Mal
está la oscuridad perdida,
la licencia del libre
pobre-diablo
que quiere saciarse
en su alma malvada.
Si no lo ven, no lo siente,
pero carga el secreto,
le pesa la conciencia,
y es un silencio
que le alegra recordar.
El Mal no se acaba
continúa en los seres,
se expande, se contagia,
contamina.
Está en los buenos hombres
combatirlo
y luchar contra él.
Así toda la vida
hasta que se desgaste
y caiga rendido
cual Juicio Final
que lo destierre para siempre
que congele el Averno
y acabé con el ejército
y el sentir de este
ente, el Mal.
Jaime Garzón Rivero