Jesús de las Aguas
Pasión y muerte,
Jesús de las Aguas,
que tus manos clavadas
trabajaron una vez la madera,
que tus pies en la Cruz
andaron tantos caminos,
y tus hijos,
aunque nunca vinieron,
somos nosotros,
que nos enseñaste
como el mejor de los padres,
y esa esquina de la Concepción,
tiene tu devoción
cada primavera,
con la Señora de los Dolores,
vuestra Madre,
la más guapa.
Y María también es nuestra Madre,
que ella también nos enseñó.
Mi Cristo de las Aguas
reine tu Espíritu en el Pueblo.
Guadalcanal os quiere.
Jaime Garzón Rivero