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Sobre la Razón

La Razón se perdió un buen día.
La secuestraron la vanidad y la codicia.
Era inhumana para los envidiosos.
Los trabajadores lucharon por ella.
Nadie podía con ellos,
eran mayoría,
sagas y sagas de individuos
descerebrados.
Dinero, poder, vicio…
y todo sin esforzarse.
Como el buen vino
que lleva su tiempo…
y ahora coge el dinero y corre.
¿Cómo va a ser lo falso verdadero?
Sin sapiencia, ¿dónde caerá el imperio?
¡Mentiras, mentiras!
La Razón salve a los del Camino más bello.

Jaime Garzón Rivero