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El Ángel Caído

Él estaba maldito.
Andaba siempre solo.
Se lo veía pasear por las calles
en la noche
y era bello y alto,
esculpido por la justicia.
La gente se sorprendía de verlo
pero el hechizo de la soledad
era más fuerte que la fraternidad
o el ser amigo.
Se miró al espejo
y tocó con su mano el cristal
como para acercarse así mismo.
Nadie lo quería,
y era elegante y con garbo.
¿Cómo pudo este ser sobrevivir tan solo?
Decían que era un Ángel Caído,
soberano de su vida
y su soledad.
Nadie lo echará de menos cuando muera,
nadie se acordará de él,
se perderá en la historia y el recuerdo.
Él era bello y estaba solo.
Miró una noche la luna
y alargó la mano hacia el cielo
como para acercarse.
Nadie lo quería.
El Ángel Caído…

Jaime Garzón Rivero