¿Y tú, Odiseo, recuerdas Ítaca? Me voy y no me marcho. Siempre queda el recuerdo… En otras mentes, en otras almas he estado. Me ocupan las artes, el viaje infinito. Voy pensando en llegar a algún lado, viajando, andando, solo, acompañado… Pero quiero estar solo y pintar mis páginas de letras. Un acorde busco, mágico, que me de una nueva melodía, un bar dónde me sirvan y donde cantar. Hallo sombras y escondites, juego ajedreces y risas, me vuelven loco el amor y la injusticia. Todo tiene un orden, pero adoro el Caos, la incertidumbre, el porvenir, adentrarme en el Pasado. Quiero morir y ver aquello pero también quedarme aquí. Un corazón que late demasiado, un alma inquieta, una canción secreta. Fuegos artificiales en los encuentros, en la gran soledad. Pero voy solo porque quiero. Eso lo sé. A nadie importo, a nadie tropiezo. Somos tantos… Alguna vez brillaré. Si hago daño que sea a mí. Otros se ocuparán de echarme culpa. No eres de nadie hasta que… Nada… no digo nada. Y un sueño profundo que te sale en un diluvio universal. Quiero reír acompañado, llorar solo, encontrar la respuesta al esfuerzo y dejar esta jindama. Por ello os he mentido y volvería a mentir. Derechos de amor… Quieren hechos y encuentran metralla. Estoy loco y a veces cuerdo, y el espejo me engaña, porque cierro los ojos y soy Rey, Príncipe de las Tinieblas, y os busco, Princesa de la Primavera. ¿Os parezco claro? Peor lo haré la próxima vez. ¡Que nadie duerma!