No sabía que la Princesa
Yo no tenía palabras para la Princesa.
Quería, en su mejilla, dejarle solo un beso.
Ella, tan guapa y tan esbelta,
Heredera del Trono y tan rica.
¿Cómo no enamorarse, de sus rizos dorados,
Y su canción en Palacio, cuando aconteció la Fiesta?
No tuve confidencias con nadie,
Pero sabía que era la más deseada,
Y cual valiente Caballero, me presenté al Torneo,
Por un beso de la Princesa.
Ella vino hacia mí y me tendió su cara.
Le brillaron los ojos, y tomó nota de mi Ser.
Dije al viento: “Os quiero Princesa.
¿Te casarías conmigo?”
Y el Padre, el Rey, me miró con sorpresa.
No sabía que la Princesa se casaría sin Amor.
Un murmullo recorrió la multitud.
Ella marchó a Palacio, prometida como estaba,
Al hijo de otro Rey.
Me llamó su Padre y me dijo:
“Caballero, esta Dama no es para Usted.”
Y con el dolor de mi pecho,
Y recordando su sonrisa,
Pensé entrar en su aposento esa noche.
“¿Tú me quieres, querida?”
“Yo no quiero a nadie. Yo solo soy la Princesa.”
Un beso le di de nuevo. Estuvo a punto de gritar.
Y tal como nos despedimos, se despidió ella de la vida.
“Imposible es Caballero. Os juro amor eterno.
Y moriré esta noche.”
Los dos, como enamorados,
Como si no hubiera nada más en la vida,
Nos quisimos para siempre.Jaime Garzón Rivero