Una Teoría para la Esperanza
Suponiendo que se sabe todo, y que las probabilidades son finitas, dentro de lo que es posible, ya debe de estar inventado todo. Por el contrario, si el mundo no es finito, y sigue adelante, adentrándose en la lejanía de las estrellas, el horizonte del conocimiento, debe de serlo también. Una vez establecidos los partidarios y detractores de cada una de estas Hipótesis, y demostradas o no, empírica y científicamente, la Teoría que aparece como resultado, de los hechos demostrados y constatados, irrevocablemente, llevará a los sujetos partidarios y detractores, a las conclusiones que se derivan elementalmente, de las implicaciones de tal Teoría. Consecuentemente, y para el buen funcionamiento, de la Ciencia y el Equilibrio de la Lógica, una de estas Hipótesis, ha dado como resultado, al establecimiento de una nueva Teoría.
Por otro lado, y concluyendo que los hechos demostrados y asimilados, para la no validación de la otra Hipótesis, como Teoría y referente Científico, descartando como válido el estudio llevado a cabo en este campo, y en consecuencia, invalidándola e incapacitándola como posible, y puesto que de la otra Hipótesis, se desprendió, y dio como lugar, al resultado irrefutable de una nueva Teoría, contraria a la finitud o infinitud de las posibilidades y probabilidades del Universo, y dado que la confluencia y coexistencia en la realidad de las dos Hipótesis, no es posible, al menos de una manera que no entrañara el mal funcionamiento de las característica materiales e inmateriales del Espacio – Tiempo, y puesto que al menos, en los parámetros conocidos y definitorios del estudio y la imaginación, como vislumbradores de los conceptos e ideas desarrollados e integrados en la Ciencia, y dado que para ningún sujeto, ni grupo de ellos, les es posible, al menos individualmente, abarcar tal número de posibilidades de conocimiento (aun siguiendo la hipótesis de que todo es finito o infinito), al menos para el conjunto de la humanidad, y sus características materiales e inmateriales, de su cultura, consciencia y memoria, se puede concluir, que aunque la Teoría sea finita o infinita, para cada uno de estos grupos o individuos, o el colectivo total de estos, el margen de posibilidades para ellos, dada la finitud de su tiempo y su vida, les imposibilita abarcarlo todo, al menos conscientemente.
Una Teoría para la Esperanza.
Verychero Dhadra