El Bardo del Este
¿Cómo te devuelvo el alma, mi querida Arkangélica?
Tú que me quisiste tanto, que crecimos en el Edén,
Y que soñamos juntos, tantas alegrías.
Nos esperaban nuestros hijos en cada luna de miel,
Y aunque nunca vinieron ¡qué dulces nanas terminamos!
¿Cuántas veces nos casamos, mi amor?
¿Y de novios, no suspirábamos por encontrarnos al alba todavía?
¡Cómo besaba tus dones que siempre fueron benditos!
¿Y tus lágrimas…?, ¿Quién nos hizo esto, cariño?
Ellos que sabían tanto de amor, se perdieron nuestra despedida,
Y nos echaron en cara el ser malos para conseguirnos.
Yo te guardo en mi cielo, ¿y tú me has perdonado el haberte elegido?
A todos los que nos enfrentaron, os digo, gracias por haberte conocido,
Que no vi sonrisa más sincera, ni silencio tan temido.
Porque ya estamos a fuera, si no, nacería de nuevo contigo.
El que firma, te espera siempre, «quitando la malva del jardín,
Cuidando tu recuerdo, y haciendo guardia sin prisa».
Que sé que me fuiste fiel en el infierno, y yo el loco que te negué en la cordura.
¿No era bonita nuestra bondad? Yo que nunca te he tenido,
Y que hiciste tú por mí, como una madre… De tu mejor amigo.
Verychero Dhadra
«Para mi querida Pandora.»