Huynik, se tomó un tiempo, para recapacitar. Alejado del partido, y de la actualidad política, se puso a hacer cuenta, de todo lo que había pasado. Él sabía, por qué, la Ciencia de la Economía, no servía para adelantar, los acontecimientos, que suponían el auge y la decadencia de los mercados. Era bien sencillo cuando uno había estado con la mente clara durante tanto tiempo como él. “Si el mundo estaba inducido de alguna manera, y hecho a medida de unos cuantos, normal que la libre competencia, no funcionara adecuadamente”. Así lo pensaba, mordazmente, y sin darle mucho calado y preámbulo. Nadie se esperaba esta «marea seca». Al menos él. Y si alguno de los ancianos del Really, lo sabía, tendría algún motivo para ocultarlo.

La recapitulación era sencilla. Se trataba de coger un momento cercano en el tiempo y tirar de los hilos. En un primer momento, solo pensó en las interconexiones económicas y políticas. Después, se dio cuenta de que se había pasado de listo. En su estrategia miliciana, activista y retórica, no había sopesado adecuadamente los vínculos culturales, familiares y afectivos.

Cogiendo “tres datos” de la historia, y medio demostrando, a la ciudadanía en tan poco tiempo, la inviabilidad, inmoralidad y la poca cordura del sistema, lo único que había conseguido, en su opinión, era poner todas las cartas sobre la mesa, y parar, lo que parecía una debacle abocada a la destrucción. “Solo faltaba, fabricar residuos, un ministerio dedicado a la contaminación del medio ambiente, un equipo de médicos y enfermeros, para propagar enfermedades, o enseñar directamente, a la gente a vivir de la prostitución”. Así pensó en un arrebato inconsciente.

Recordó el Mito de Medusa y a Desdémona. Esta segunda, esposa de Otelo y lianta del gobierno de Venecia. Recordó a Perseo, enfrentándose a Medusa, la que convertía en piedra a todos aquellos que se atrevían a mirarle a la cara o los ojos, metáfora, que el interpretaba, como ultraje contra el sistema de los establecidos. Mirar a la cara, o a los ojos, era como adentrarse en el alma, o en su proyección al menos. Y en un sistema, como al que él se enfrentaba, con una justicia parcial, y una seudorealidad planificada, y orientada, hacia el acomodo de una cultura, perversa y surrealista, desafiarla de aquella manera, implicaba enfrentarse, a la petrificación de Medusa. El que desafiaba el sistema, era parado por los pies y puesto en punto de mira, por los agentes de la Seguridad del Estado, y en el mejor de los casos, tratado como delincuente, terrorista o amotinador.

Perseo, hijo de Danae y Zeus, o quizá del mortal Preto, cortó la cabeza a Medusa, después de enfrentarla a su imagen, desde su resplandeciente escudo.

La toma de conciencia de Medusa, de todas sus injusticias, es seguramente la que consiguió derrotarla.

Preto, convertido en piedra, por Perseo, al enseñarle este, la cabeza cortada de Medusa, abandona el asedio de Argos. El Rey de Argos, Acrisio, mellizo de Preto, era abuelo de Perseo.

“Si la lluvia dorada de Zeus, engendró al Mesías Perseo, y si el Espíritu Santo, del que habla el Evangelio Cristiano, a María, esposa de José el carpintero, que era descendiente, del Rey Soldado que venció a Goliat, tal vez Preto, fuera el padre del Príncipe.”

No sé si Perseo, supo alguna vez, si el Rey de Tirino, era su padre. Acrisio, su abuelo, abandonaría a su hija Danae y a su nieto pequeño, Perseo, por la Profecía anunciada por un Oráculo, de que moriría a manos de su nieto.

Preto, se enfrentó a la mirada muerta de Medusa, que sería otro espejo al que enfrentar el pasado. También Acrisio, acabó muerto, a manos de Perseo, cumpliendo así la profecía del oráculo.

Continuando los brazos o caminos de la Hydra, Perseo, se convirtió en Rey.

¿Cómo prenderle fuego, se preguntó Hyunik, a esa madeja, perversa, de la ignorancia y la injusticia?

Verychero Dhadra

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