Arco Zen

Y apuntó al centro… pero no con el alma, ni con la mirada.

¡ZenMnMnn…!

Que armonía tendría ese hombre… que falló la diana, y acertó en la Tierra. Cuando cogió su flecha, ya tenía partida otras nueve. Al Temple le faltó un tropiezo, y a su acierto, las flechas de su canana. Volvió a por otras nueve, para tenerlas listas para mañana, y por el camino, cortó de nuevo algunas ramas. Que el Temple se pierde en el tiempo, como la flecha partida. Que la que buscó y dio en la Tierra, es la que le queda por partir. De nuevo bajando de su montaña, sin mirar si era esa flecha… ¡ZenMnMnn…! La tenía hoy… pero era para mañana.

Jaime Garzón Rivero

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