«¿No tiene cada Sabio su pueblo y de Maestra a su Tierra…?»

En la Taberna

-Ponga el último cubito, a vé si me inspira el vinillo pa la vuelta.

-Atenas… es muy bonito, pero no me veo aquí a la larga…

-Voy a recogé a Lauré, que me estará esperando a la puerta de la academia.

-Lauré, ¿cómo te ha ido hoy en la escuela? Dale un besito a la maestra Lauré, que seguro que es la más buena. ¿Qué mitito quieres que te cuente por el camino Lauré? No te entretengas mucho, que nos estará esperando la abuela. ¿Conoces aquel de Paris, la Discordia, la manzana y la más bella?

-Apá, hoy no me paro al caldero que me voy a dá una vuelta.

-Si me doy prisa, aún llego a la imprenta. A la de Áxo tiene que sé, a vé si me entero de la buena nueva.

-Voy a asomarme por el huequito del Estadio, a vé como va la carrera.

-Krato!!!- Palpándo su bolsa- Un Dracma, chico eh… ¿que no me dejas entrá? ¡A vé si te crees que eres Cancerbero!

-Esto de que me echaran de la Academia… aún me acuerdo de mi amigo Traso: «Señora Maestra, si hace las paralelas más esparcidas, gasta la misma tiza.»

-Yo porque no he servío… pero algún día me ganaré Atenas. Ni en el coro me quisieron… con la de melodías que llevo yo adentro…

-Si consiguiera el puesto de la esquina del Ateneo… Eso o… es que si lo digo… Ojalá gobernara algún día yo Atenas…

-Apá, ¿se acuerda de mi amigo Traso? Pues allí me ha envitao a Tebas. Dos lunas tardo, Apá. Emprésteme cuatro dracmas ¿Chicos eh?

-Amá, mi Señora… ¿echó en el carro la merienda?

-Lauré, dale un besito a tu tito Pablus, que siempre te llevará en el recuerdo. No llores Lauré, que es broma, que es ir y venir de Tebas. Dentro de dos días te llevo otra vez al colegio.

-Este camino nunca lo he hecho, voy a preguntarle al arriero. A Tebas voy, ¿es este el camino más recto? Ahh… de Corinto, de allí era mi abuelo.

-Que bien te veo, Traso. Recuerdos de mi padre Trero. A vé donde me vas a llevá, que traigo el bolso lleno.

-Ponga unos cubiletes, que Traso y yo nos disponemos a arreglá el firmamento. Y ponga aquí unas almendras, señor tabernero.

-Ni novia tengo, Traso. Me gusta una que aún guardo en el recuerdo. Por poco me arrolla en el ágora. Hasta una Oda escondía le tengo, «Montada iba ligera, en su Jaca Espartana, la hija de Minerva…» Es que si te lo digo… también de chica la vi en un Templo. Es la única vez que me habló. Se me acercó con un cuaderno y me dijo: «Esta landa se pone aquí chica o grande.»

-Si no es esa que va por allí Traso… Algo le digo…

Aparte.

-¿Dónde está tu Jaca Espartana, hija de Minerva…?

-La sonrisa que me ha echao Traso. Esta se acuerda de mí y no ha querío reconocerlo. Nerva se llama. Ni bonito que tiene el pelo.

-Me gusta Atenas, Traso. Pero allí es muy difícil para mi. Quiero conocer mundo, que en los libros hay mucho cuento. Esta última también la pago yo, que se ve que ya se quiere ir a dormir el tabernero.

-Dale recuerdos a tu padre Tarso, que de bueno que es, le hacía un monumento. Vendré pronto de nuevo a Tebas, que aún me falta ver el Gran Templo. Un abrazo Traso. Siempre me tendrás de amigo y recuerda que Atenas también es tu Pueblo.

-Con lo quietos que están los astros, en esta noche tan negra, sigues caminando y están a la misma distancia… ¿Con lo pequeños que somos, estaremos ahora, Nerva y yo, bajo la misma estrella?

-Me duele mucho pero… si Nerva no se casa conmigo, que se case con Traso, que es al que más quiero.

-Para, Krata- Tirando de la rienda-. Estos jabatos van muy sueltos, a ver si les doy una espantá y dejan el camino abierto.

-Apá, recuerdos de Traso Quimeo y su familia.

-Muy bien Amá. Aún me pesa el monedero.

-Lauré, ¿ves como Pablus no iba a dejarte sola? Aquí te traigo un amuletito de un Templo de Tebas. ¿Quieres otro mitito Lauré?, ¿Te sabes aquel de Ulises, Calypso y el Tiempo…?

Verychero

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