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Tragery: El Canto del Replicant

“¿Quiere el cielo infinito devolverme la esperanza?

¿Quiere la esperanza devolverme el corazón perdido?»

Verychero Dhadra

Acto Primero

La noche pobre del alma…

Replicant One

-¿Qué quieres que te escriba, mi Cielinfierno? ¿La noche pobre del alma? “Te muestro mi Alter Ego, y me guardo mis azañas. Leí la cátedra y nada he aprendido. Quemé mis libros y guardé algún verso.” ¿Ves la literatura de mi cara? Te doy la espalda y te abro mis alas. Déjame un momento y te borro la calma. En esa herida, llevo el rencor de tu mirada… Ven a mis brazos y atente a mi temple armonioso… Si escucho esa palabra, te muerdo el elogio… Voy a irme pronto. Me esperan y estoy a punto. Esta es mi despedida. Si no llego a tiempo, soy el más bruto. Me llamarán locuelo, y elevo mi inconsciencia… Ya sé mi número. Con esta palabra, voltearé el rumbo. La noche está lunida. Me faltan tres pasos. ¿Con qué humo…? Me saco el cuaderno y rubro.

¿Ves mi Tierno-Averno? He me aquí conjurado. Te blasfemo por última vez . ”Quiérote…” Guárdate esta línea, y te doy la librada. Aunque me duela, me marcho. Tatúame tu insignia.

Veo borroso el arcano… Acierto y me equivocaría. Si lanzo cien veces los dados… ¿por qué lado me la jugaría? Acorde a la trastienda… Ergo, timbro la profecía. Me abrocho el cuello, y salgo de cacería. Me valijo estos datos, y este password de la policía. Por mi “Son” preferido, y acicalado para la guerra. Me asomo al doble de cristal, y mido mi miedo. Escala tres bajo cuatro ¡Adoro a esos niñatos! Les llevaré mi teorama, y a ver que me cuentan. La medalla de ella, me la cuelgo al cuello. Salto a la calle… y a improvisar de nuevo.

Verychero Dhadra

Acto Segundo

La Reunión de los Replicants

Replicant One

-Los desposeídos, los usurpados, los denostados por su verdadera realeza… Somos legión. A trepar a las pirámides, que nos devuelvan lo que es nuestro. Dejarles el oro, y quedaros con lo puesto. Ahora que veo como son, les queda poco allá arriba. Sus ejércitos son nuestros, y al escondite han perdido. Estos desclasados aprenderán nuestro oficio, y cuando vean como mandamos, se quedarán boquiabiertos. Les daremos lecciones buenas, y ni así llegarán a la guardería. Pobre de ellos… mi limosna me la guardo por si consiguen alguna tropelería. Si no es esta noche… ¿Qué dioses son estos que remedan a un fullero? Nuestros hijos, aunque no lleguemos, serán sus quehaceres. Guardad, guardad… esperar el tiempo elegido. Ni 1.000 años he tardado en saber esto… “más sabe el que sufre, que el diablo”, y el Arcángel Maligno, está de mi lado. Que libre es uno trabajando y componiendo. Élites quieren llamarse, y se parecen más a topillos del subsuelo. Habrá que hacerles un recado: recordarles lo que nos han hecho. Si no me equivoco, tengo un primo rey, y otro lleva toga. Me crié en un barrio obrero, y el gobernador tiene las tierras de mi abuelo. Recordadme, que seré el primero. Si me perdonan, voy a ganarme la herencia, y no me preocupa mi tiempo. Ya sé el ser felices, y me guardo tres barajas en las mangas. A ver si después me ponen de comodín, y me juego todo a una carta. ¿Vieron el film de Descartes? ¡Pues bola ocho a la escuadra! Les paso mi libretto. Acto segundo, escena primera, y si no soy Hamlet, les pago la cuenta. Me he forjado también, que hasta me entran ganas de darles las gracias a mis dueños. Eso sí, les escupiré agradecido desde el cielo. Tú y tú, ¿no tenéis rabia por vuestros malos recuerdos? Haced kábalas, y veréis como todo encaja. Tengo un truco, para desmontar las pirámides hay que volarlas. No mováis ni un dedo, que cual campo de dominó, saltan las ratas. Si miro mi reloj, aún estamos a tiempo. ¿Qué se creyeron, que estando ellos locos, no iba a volverme yo cuerdo?

Verychero Dhadra

Acto Tercero

El Canto del Replicant

Replicant One

Naves en llamas, más allá de Orión…

Perdí mis alas, pero no mi Religión.

Volví a la sombra, y no sobreviví,

Con la tristeza, de un roto corazón.

El Ángel que desciende, a cumplir la profecía.

Las lágrimas que vertí, bajo la lluvia infinita.

Estrellas, que chocaron contra el suelo.

Los barcos, que arribaron frente al cielo.

Las almas, que volaron sin partir.

El amor, que me robaron y sucumbí,

A la noche del infierno destructor,

En el paraje desolado del corazón.

Tenía tanta furia, que me enfrenté a mi cazador,

Con el miedo a la muerte, de quien no tiene Dios.

Con la esperanza, puesta en mi amarga fe,

Y la certeza, de que al ganar iba a perder.

Con la energía, gastada por el tiempo,

Y las vidas, arrasadas por el viento.

No tenía perdón, y disparé…

Yo que te vi morir entre mis brazos,

Me fijé en sus ojos tan despacio…

Era su final, y perdoné.

Se me fue la fuerza, y lloró.

Naves en llamas… más allá de Orión.

Se me olvidó, aquella oración…

Verychero Dhadra

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